Las técnicas actuales de la llamada ingeniería genética permiten tomar genes de una célula y colocarlos en otra. Este avance científico tiene una capacidad enorme para cambiar de forma revolucionaria la agricultura y, no solo la agricultura, sino muchos otros campos como la medicina. Por ejemplo, si un gen que da resistencia a una enfermedad lo tenemos en las petunias, podemos trasladarlo a los tomates para que estos adquieran también resistencia a esa enfermedad. Esto no se podía hacer anteriormente porque al ser las petunias y los tomates diferentes especies, no se podían cruzar entre sí.
Con la ingeniería genética se podrán preparar plantas que produzcan alimentos más nutritivos porque contendrán todos los aminoácidos. También se podrán desarrollar cultivos resistentes a los insectos o a diversas enfermedades, o que puedan tolerar mejor la sequía, el calor, el frío, la salinidad del suelo o la acción de algunos herbicidas.
Aunque las posibilidades de la ingeniería genética son enormes, tardará un tiempo hasta que esta revolución se pueda apreciar.